Es lo que tiene la foto macro, que no te haces una idea de lo pequeñas que son las cosas, por eso, es de agradecer que la hormiguica se apareciera en la flor de esta mata de romero para que os hagáis una idea del tamaño de esta flor de romero del monte. Muchos habéis visto el Romero florecido y sabéis que las flores son pequeñitas, pero otros – oh tribus urbanas – igual no lo habéis visto o no os habéis fijado. Viendo la foto, podríais pensar que esta flor es de grande como una orquídea, a la que ciertamente se parece. Pues no. Lo que te permite saber que no, es esa hormiguica que se coló en la escena.
La hormiguica nos ayuda a relativizar la percepción, y nos recuerda una lección muy importante: cuando analizamos algo fuera de contexto, o limitando el contexto de análisis, cuando nos dejamos fuera consideraciones necesarias, sea porque no nos fijamos lo suficiente o porque las excluimos a propósito porque estorban, las conclusiones son irrelevantes e inútiles. Una distracción que nos aleja de lo que realmente importa.
Dos semanas de cerrojazo, y confieso que leo menos, o menos atentamente, los periódicos, porque poco de nuevo nos están dando, por desgracia. Y porque desde el principio me pareció que lo que nos dan es información de pésima calidad. Ya lo dije en una entrada anterior que los medios se están cubriendo de gloria. La Tele, bueno, es que mejor dejarlo.
Ayer, en El País salió un artículo de Javier Sampedro titulado «los datos están mal» en la sección ciencia y tecnología. Me cabreé al leerlo por tres razones: primero porque a buenas horas; segundo porque el mismo periódico sigue informando de la evolución de la epidemia con los datos «que están mal», o sea que probablemente no se enteran ni de lo que publican ellos mismos; tercero, porque el título del artículo es ya de entrada manipulador. Los datos no están mal. Lo que está mal es pretender que los datos DISPONIBLES dan una visión correcta de cómo están sucediendo las cosas, porque no pueden. No estudié periodismo, pero no creo que sea necesaria esta licenciatura para apreciar la técnica de captación de atención que se utiliza en este titular. Una técnica torticera.
Los del País – y todos los demás periódicos – deberían acompañar sus crónicas diarias de estadísticas de datos con unas aclaraciones someras pero lapidarias de las limitaciones que tienen los datos de nuevos casos, que son básicamente cuantitativas (no se testa lo suficiente y por tanto hay un altísimo porcentaje de infectados no detectado, y consecuentemente una tasa de mortalidad inflada) y cualitativas (los criterios de contabilización de tests y de mortalidad no son uniformes entre regiones ni entre países). Sí, ya sé que de esto se está informando. Pero a más razón, deberían dejar de darnos curvas de evolución que a mucha gente les provocan terror. El miedo es sano en una epidemia, hace que la gente se cuide. Pero por otra parte, la mala información también lleva a muchos a desconfiar de todo y a ignorar las medidas que hace falta cumplir, vamos que empiezan a pasar de todo porque no se creen nada. Y cuanto más tiempo pasemos en cuarentena, mayor es el riesgo de que esto suceda.
Pasa lo mismo que con la información que nos llega respecto a la pelea que se están montando nuestros preclaros líderes por vía telemática respecto de las medidas a tomar a nivel de la UE. Que si el mentecato de Rutte dice que administramos mal las UCIs, que si no hemos ahorrado, que si tal y cual. Esas noticias venden.
Y claro, la reacción inmediata de mucha gente a tales noticias es que los holandeses y los alemanes son unos malnacidos. Se trastoca todo en una confrontación tribal al más puro estilo cavernícola. Vamos a lo fácil, por lo que se ve. Tiene que venir la hormiguica a recordarnos que esta crisis está poniendo a prueba no sólo nuestra capacidad sanitaria, sino la robustez de nuestro mismo modelo económico. Y que se trata de un modelo que compartimos todos, ricos y pobres, a pesar de la crisis financiera que hemos pasado, a pesar de los pesares.
A quién puede extrañarle que un país como Holanda que vive – y muy ricamente – de la finanza pura le aterrorice una evolución hacia un Estado más grande, y encima con un respaldo a tal evolución a nivel europeo? Como esto siga así, se les va el negocio de paraíso fiscal que tienen y por el que circula – según estudios – un tercio de la «economía» mundial. Se dice pronto!
Oigo y leo mucho que se acaba la UE. Pues entonces se acaba España también, y Bélgica, y el Reino Unido, y quién sabe qué otros casos de regiones en desequilibrio insolidario. Porque el problema es el mismo: la tendencia a conservar la propia pecunia numerata (esto es dinero en latín. Me lo enseñó un pirao que tuve de profesor de derecho romano que se llamaba Burillo). Las regiones o países supuestamente ricos (Holanda, Alemania, Cataluña, Flandes) ilustran el populismo más roñoso y mezquino, que se refleja en esa frase de que «nos roban», y que por lo visto hace ganar votos a mansalva. Pero también me hinchan las narices que países como el nuestro e Italia repitan la misma actitud que ya tuvimos en la crisis del 2008: que NO SE PUEDE hablar de rescate, porque esto quita votos. Se me cae la cabeza al pecho. Si necesitamos rescate, pues lo necesitamos y ya está. Que un gobierno progresista se alinee con uno como el italiano, que menos progresista, es de todo, en este punto dice mucho. La hormiguica lo sabe muy bien.
Dije antes supuestamente ricos porque sucede que la tal pecunia numerata es un fraude, la crisis lo está demostrando como nunca. Es pura contabilidad, unos números que ahora existen y ahora no, como un conejo de mago. Yo creo que esto Rutte y compañía lo intuyen, así como un rumorcico en la sesera que no saben verbalizar. O quizá si. Hay miedo en esos países, hay miedo al cambio de modelo. Así que cuando hablemos de la capacidad de liderazgo, atentos a la hormiguica. Liderazgo no es otra cosa que saber gestionar el cambio, y conseguir que traiga algo mejor que lo que había antes. Cuanto antes aceptemos esta realidad redimensionada, este pescozón que nos está pegando el bicho, mejor. Y si no lo hacemos, pues la naturaleza volverá – sabia – a tomar su curso, nos guste o no.
A la naturaleza, por cierto, parece estar sentándole muy bien que baje el PIB. Mira tú. Si es verdad que la salud es lo primero, pues yo diría que mejor más pobres pero más sanos, en todos los sentidos.
Y la próxima vez que asome la nariz un bicho, a ver si nos acordamos de dos cosas: hay que empezar a actuar YA MISMO, a primera noticia, y dedicar los primeros esfuerzos a identificar los segmentos de población más vulnerables, y dictar inmediatamente medidas que los protejan a ellos, ya sean personas mayores, o niños, o quien sea.
Si esto nos cuesta pecunia numerata, pues menos rotondas y menos aeropuertos.
Ánimo, a seguir cuidándose y no desfallecer. Saldremos de ésta, y estoy convencida de que será con mejor capacidad de escuchar lo que nos dice la hormiguica.
Pues de los temas de hoy te podría discutir bastante, no como cuando hablas de animalitos y naturaleza con tu sensibilidad extraordinaria.
Supongo que sabes que Javier Sampedro no es periodista, es biólogo molecular con muy buenos trabajos en biología del desarrollo. Hasta que lo dejó para hacerse articulista científico.
Pero sí, los medios de comunicación, en general, están haciendo un papelón infumable. Qué desgracia.
Querida Fuen preciosa, he leído tus acertadas reflexiones sobre la «pecunia numerara» y me parece que son muy ciertas, también porque coincido con ellas. Espero que estos días de confinamiento no se prolonguen demasiado porque, sobre todo en mis niñas, se pueden convertir en costumbres y luego veremos su vuelta al cole y a la calle. Los mayores lo llevamos mejor, aunque lo peor es la disminución de la movilidad y la falta de ejercicio. Esto lo digo de primera mano y es lo que quiero solucionar ya, pues hasta me duelen las piernas por la falta de ejercicio, ya que los días de lluvia fueron la excusa para no moverme. En fin quiero comentaros esta situación porque me preocupa mucho, aunque el hecho de hacerlo me pueda servir para enmendarme. Lo que si hago es acordarme de todos y quiero deciros que os quiero y que estoy orgullosa de mi preciosa hermana pequeña que ha resultado ser una gran comunicadora de sus reflexiones. Besos mil,