Diario del Virus – dia 9: Cardo borriquero

Llueve, al menos eso. A los murcianos no nos gusta nada salir de casa cuando llueve. Y el agua nos hace mucha falta. Son muchos días de mal tiempo. A poco me levanto por la mañana y me creo todavía en Bruselas. Que tiempos aquellos. 5 años ya. casi no me lo creo.

Mis compañeras de la protectora de gatos Bastet han organizado una quedada por Skype. Lo estoy deseando. A qué ritmo estamos aprendiendo a usar nuevos medios de socializar. 25+ voluntarias/os en Skype. Va a ser genial. Esta gente son de dinamita. Pueden con todo. Hay un turno de limpieza en el refugio y tenemos autorización legal de continuar durante el estado de Alarma. Por ellos me llega la inspiración hoy de abrir hilo con un cardo borriquero. Este que veis ahí no lleva zapatos. Pero los hay que sí.

Bueno, no solo por la gente de la protectora, que tengo twitter y soy – ay – bastante adicta. La de gente que se ha convertido en policías y guardias de prisiones estos días. Pero por qué pijo se pone la gente a grabarse en vídeo chillándole a los que van por la calle? Colegas voluntarias cuentan que han sufrido insultos y otras agresiones verbales yendo a su turno de limpieza o a atender a sus familiares ancianos. Por qué hay tanto cardo borriquero?

Llevamos 9 días encerrados, hemos pasado un ecuador de cerrojazo que ya no es tal y el próximo – aunque se prevea en principio el fin de semana que viene – igual tampoco lo es. La gente empieza a impacientarse, y las noticias aún no mejoran. Al revés.

Pero como nos volvamos todos cardos esto va a terminar siendo la bufa de la gamba, que decía Papá.

Toca ir mañana o pasado a comprar. Tengo que ir en coche lo quiera o no. Tiendas en el bosque no hay. De modo que será difícil que me chillen. Pero si alguien me chillase por la calle yo creo que intentaría reprogramarme la sesera – cuya inclinación instintiva es la de responder a agresividad con agresividad – e imaginarme que a lo peor esta gente está enferma, tiene a algún familiar enfermo o gravemente a riesgo o desatendido. Los animales, está científicamente probado, son capaces de compasión y solidaridad. Así que nosotros también. Y es en momentos como éste que no podemos perder esa capacidad. No hay que dejar de pedir, con cortesía, a la gente que sea cívica y solidaria, que no se pasee porque le da la gana, que no abuse del esfuerzo de todos los que sí cumplen con disciplina. Pero tampoco debemos de convertirnos en linchadores de gente que ni conocemos. Démonos el beneficio de la duda, seamos corteses y respetuosos con todos. Los que se empeñen en ser groseros y agresivos, allá ellos desde su balcón. El problema es suyo. Yo me reprogramo para ignorarlos totalmente si es que un dia me insultan, dejando siempre una rendija a la compasión, por si acaso.

Meanwhile in Britain, hace sol – que siempre pasa cuando aquí hace horrible. De modo que los británicos se han echado a las calles en masa, muchos protestando el cierre de los pubs. Es que se hacen mucho de notar, porque vociferan, como buenos cardos que son. La versión local de Vox anda, como la nuestra, histérica. Porque piensan: de qué demonios nos ha servido ganar lo del Brexit, esa cruzada de años, esa épica batalla que nos liberó del yugo de los dictadores burócratas de Bruselas, para que ahora nos tengamos que encerrar en casa a emborracharnos solos y potarla en la moqueta? Además, ya no se habla nada del Brexit, goddamit, aquél hito que me da la vida. Lo que es peor, los únicos que lo nombran son esos $#&#+$ de europeístas que ahora dicen que hay que prorrogar como sea el periodo de transición. Y Johnson, ese paladín nuestro? Pero si lo que pinta es que quiere que le dejen de chorradas, que pasa mucho! Que él vino al número 10 a pasárselo bien y que ya tiene bastante con esta mierda de virus, que si lo llego a saber no vengo.

Ay mi Boris, qué pena me da. Ejem.

Por estos pagos, tenemos al ínclito pocafrente, o como suelen llamar los altos cargos del gobierno regional: el Presi. No me lo he inventado, he sido testigo presencial de tal deferencial tratamiento. Lopez Miras literalmente no tiene dos dedos de frente, no se si os habéis fijado. Le empieza la mata de pelo, calculo a ojo de buen cubero, unos 2 centímetros por encima de las cejas. Eso sí, qué mata de pelo más hermosa. Si no fuera porque está un poco gordete de comer morcón y tal, lo mismo hubiera merecido aquél maravilloso piropo de clavel reventón. Me explico para el lector que no sea hermana/o mía/o: en los 70, cuando vivíamos en la Gran Via, había una droguería en Platería, justo al lado de la Confiteria Alonso, donde íbamos a comprar. Un negocio por supuesto familiar, donde atendía de dependiente el hijo primogénito (si es que no era hijo único? Igual sí). La madre lo adoraba. Pensaba que era el zagal más bello del mundo, y no se cortaba. En arranques de amor maternal era capaz de decirte, al cliente, que admirara a su retoño: Miralo, miralo, si es que parece un clavel reventonnnnn!!! Otro recuerdo que no sé por que no se me ha ido, pero es que es como si lo estuviera viendo, a la señora arrebatada de amor maternal. Y al clavel reventón, de cabellera estupenda y muy cuidada, inclinando la cabeza rojo como un tomate, intentando atinar con el cordón de envolver. Porque entonces se envolvía todo con papel de estraza y cordones de algodón, o con hilo palomar en establecimientos más humildes.

Aquella droguería, por supuesto, hace años que desapareció, tantos que dudo que nadie se acuerde de ella, aparte de los que nos llamamos Candela Castillo. Me quedé con la escena del clavel reventón, pero no con el nombre de aquella familia. Cuando se trata de recuerdos remotos, el disco duro de mi cerebro va por libre, guarda o tira lo que quiere con un programa que no controlo.

Bien, pues volviendo al presente, pocafrente gobierna con el apoyo de una ralea cuyo programa electoral incluía la promesa de acabar con el estado de las autonomías y volver a centralizarlo todo. No los nombro porque acabo de comer cosas ricas – una sopa cremosa de puerros con patatas, para contároslo todo – y no quiero que se me fastidie el sabor de boca. Será por eso que se han callado como meretrices cuando pocafrente aprobó una orden regional paralizando toda la actividad comercial no esencial. La mandó a Madrid para que la ratificaran y por supuesto, en Madrid le dijeron, supongo que educadamente (pero igual no) que hiciera el favor de gastar formalidad. Es mucho suponer que lo hizo a pesar de saber que no tenía autoridad para hacerlo? A ver. Si oui, la movida fue un gesto para la galería, una lavada de cara, propaganda para que los fieles le atribuyan mejores esfuerzos ante la crisis que los de los rojos bolcheviques. Si non, lo que hay es un Presi con cualificaciones para vender paparajotes en una venta de carretera regional, pero no para dirigir una administración autonómica. Con cual nos quedamos?

Otra cosa será saber si a lo mejor ese cierre se justifica. En Italia acaban de hacerlo. Igual sí. El caso es que no son tiempos para que estén al mando ni palurdos ignorantes ni propagandistas de los co*ones. Me estoy poniendo grosera, mejor me calmo. Pero es que es la monda. Es que ni hoy somos capaces los murcianos de reclamar a nuestras autoridades más próximas que den una mínima talla, en competencia y en sentido de estado?

En fin, sigamos. El cardo borriquero (Carduus pycnocephalus), os aclaro, lo estoy usando hoy como lo hace mucho la tradición, es decir, como símbolo de algo negativo, de gente borde, vamos. Pero de hecho, quiero que conste que lo adoro. Es una planta de flores bellísimas, robusta y guerrera. Tiene propiedades medicinales. Me encanta. Pero es que además es el emblema de mi Escocia querida, y de su equipo de rugby del que soy tan fan, manque pierda, que pierde mucho. En Escocia se escuchan otras canciones, otras frases, otros mensajes. Comparados con lo que emiten sus vecinos de abajo de la muralla de Adriano, son lo que las sinfonías de Beethoven a la canción de Chiketete. En fin, pobre Imperio británico. Primero el Brexit y ahora el virus. Igual me equivoco pero al Reino le queda poco de Unido.

Se me desploma la cabeza al pecho cuando pienso en lo que les va a pasar a los británicos. Pienso en los cuñados, que son todos autónomos y no sé si van a poder salir adelante. Les van a dar cerrojazo a ellos también, si o si. Ya están preparando la ley, y se espera que la aprueben en Westminster esta misma semana. Esa ley no adopta medidas de por sí. Lo que hace es otorgamiento de poderes extraordinarios al gobierno. Lo mismo que hace ya nuestra Constitución con sus disposiciones relativas a los estados de alarma, excepción y sitio. En el Reino Unido no tienen una Constitución en sí, sino un conjunto de leyes de rango constitucional a las que se añaden una serie de principios definidos en sede jurisprudencial. Un carajal que no hay que lo entienda. De modo que necesitan aprobar una ley específica para otorgar poderes extraordinarios al gobierno en cada caso de emergencia nacional. Luego el gobierno va y dispone las medidas concretas. Ojo, que el proyecto de ley presentado prevé el otorgamiento de tales poderes por un plazo de dos años. DOS AÑOS. Tela marinera.

Muchos años de poderes sin contrapeso o escrutinio parlamentario para el loco de Johnson, y medidas de emergencia que tendrá que tomar cuando ya est muy tarde, tardísimo. Se me cae la cabeza al pecho. Lo que les espera no se lo merecen, por mucho que nos guste echarles a la cara aquello de la perfida Albión.

Hablo del pueblo, claro, no de los dirigentes que se han agenciado en un espasmo de histeria colectiva. A esta generación de británicos le ha tocado la agonía final del imperio, un imperio que murió hace tiempo pero cuyo fantasma todavía les embruja la casa. A ver si de una maldita vez consiguen pasar página, ya. Yo así se lo deseo.

De los norteamericanos, mejor dejarlo. Déjalo nena, déjalo. Mecachis. Ahora que termino de escribir esto, por no llover está diluviando ahí fuera. Sólo pensar en aquél demente de americano me ha fastidiado el sabor de boca. Voy a hacerme un té.

Seguid cuidándoos mucho. Y pensad en lo rápido que han pasado estos nueve días.

4 comentarios en “Diario del Virus – dia 9: Cardo borriquero”

  1. Qué de cosas nos has recordado y cuantas hemos aprendido hoy leyéndote.
    No recuerdo a clavel reventón ni la droguería, serán de la época en la que yo ya había escapado a Madrid.
    Tampoco recuerdo si los padres llamaban cardo borriquero a alguno de nosotros en particular, pero era un calificativo que usaban ambos con frecuencia. Nuestros queridos padres! En la distancia les recuerdo con ternura como amorosos, cariñosos ….con una inocencia maravillosa.
    Tus opiniones sobre la pérfida Albión y sus ciudadanos me interesan mucho, los conoces bien.
    Gracias hermanica por estos deliciosas escritos.

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