Pues no eran bebés Mantis

Los que me leéis cuando os llega el aviso de novedades sólo sabréis de mi gozo en un pozo con una semana de retraso. Toda la ilusión de criar Mantis, beneficiosas y necesarias para un jardín como el nuestro, donde nos negamos a fumigar con substancias dañosas para las abejas y demás, se ha ido al garete. Resulta que los bebés que salieron de la puesta de Mantis, cuya historia os conté en mi última entrada, no son ninfas de Mantis, sino de una avispa parásita que, según creo, pertenecen a la especie Podagrion. Estas avispas ponen sus huevos en la ooteca, que es como se llama el saco de huevos que ponen las Mantis. Las larvas de avispa se alimentan de las larvas o huevos de Mantis, y eclosionan como las hemos visto hacer estos días, y siguen saliendo. Ahora tendremos una buena veintena en el tarro.

Lo voy a decir: yo tenía la ‘avispa’ en la oreja. Perdón por la broma tonta, pero es que muchas cosas no cuadraban. El color, la musculatura de las patas traseras, las antenas…. Ha costado encontrar la información, pero está ahí, como todo, en la web.

Ahora me explico  que pasaran de los pulgones que les metimos en el tarro. Véase:

Ahí, tranquilamente contemplándose mutuamente. Si hubiesen sido bebés Mantis, poco habría durado el pulgoncillo.

Esto me provoca un cierto dilema. No me gusta nada la idea, pero lo cierto es que me parece necesario proteger a las mantis que pululan por nuestro jardín de esta parvada de avispillas que tanto daño les hacen. Mantis tenemos bastantes en el jardín, y nos hacen falta. Así que estas ninfas se van a quedar en el tarro, las voy a observar y aprender de ellas, pero no las voy a dejar que prosperen, mucho que me duela.

Mi desilusión no puede con el placer de aprender cosas nuevas. Ya encontraremos otras puestas de Mantis, y si hay suerte, un día podré compartir con vosotros la historia de bebés que salieron adelante a pesar de los mil peligros que les esperan, incluso antes de ver la luz.