Buscando a Penny

Esta es Penny.

Penny es una mantis de la especie Empusa pennata. No tuve que rascarme mucho la sesera para ponerle nombre y poder acortar la conversación. Y es que a Penny la vimos por primera vez a principios del pasado Diciembre y desde entonces ahí sigue, imperturbable, colgada de una ramita de nuestra Duranta. Cada dia que pasa salgo a verla y cada día tengo que buscarla, porque se mimetiza muy bien y además yo soy como los gatos, detecto las cosas mucho mejor cuando hay movimiento, y ella se mueve más bien poco.

Así, cada día voy en su busca, para maravillarme siempre un poco más de que siga con nosotros. Más de dos meses! Me explico: aparte de mis cazadores gatos – sobre todo Mimi – hay pájaros y también otros bichos que seguramente apreciarían comerse a Penny. Durante los meses fríos, buscarse la vida es mucho más difícil, a menos que seas un gatito que ya sabe perfectamente cómo pedirte que le alimentes, como sucede con mis tres. Yo a Penny no le daba más de unos días antes de perderla de vista. Pero ahí sigue, como el Felipito Tacatún de Joe Rigoli (esto los más jóvenes no lo vais a entender. Ponedlo en el Google, que hoy estoy perezosa).

Mi Paul tiene más maña para encontrarla, así que toca siempre pedirle que venga a ayudar cuando la busco. «Donde está Penny?» es más simple que decir «dónde está la mantis que lleva ahí en la Duranta todas estas semanas?»

Ya sabéis que me gusta compartir las ideas que me sugieren las cosas que me rodean en mi jardín. La idea principal que me transmite la maravillosa Penny es la capacidad de aguantar el invierno, con paciencia y perseverancia, a pesar del hambre y del frío, en la convicción inquebrantable de que es pasajero y la primavera llegará por fin con su bonanza de calor y alimento.

El invierno ha sido relativamente benévolo y además, corto. Dicen que igual pasa otro frente frío, y heladas siempre las ha habido, ocasionalmente, hasta bien entrado abril por estas tierras. Pero estos días de febrero temprano están siendo absolutamente primaverales. El otro día vi unas fotos publicadas de los almendrales de La Murta, cerca de Corvera, y como tuve que acercarme por esa zona por un recado, me fui a ver y fotografiar los campos con los árboles en flor. Descubrí una comarca nueva para mí – hay que ver, siendo de aquí lo que me queda por descubrir. Efectivamente, los almendros están a reventar, cuando lo normal es que esto pase a finales de febrero o principios de marzo. Precioso, pero aterrador, porque si efectivamente viene una helada, la cosecha se puede ir al diablo.

Aquí os dejo un par de fotos del paseo, por caminos de carros entre campos, colinas y pequeños barrancos, donde a menudo se me cruzaban liebres.

Cerrando el paréntesis, os preguntaréis el por qué de la parábola sobre la buena de Penny, cuando el invierno está siendo tan agradable. Pues porque yo no tengo la suerte de Penny. Ella aguanta impasible las noches – que sí que son frías – y el hambre. Está ahí, apenas sin moverse y dudo que haya podido cazar ni una mala presa en todo este tiempo. Ahorra energía y aguanta. En cambio, yo tengo que aguantar un invierno mucho más largo y penoso. Un invierno moral, el que me rodea por dos bandos que me tocan muy de cerca: mi propio país y el país de mi compañero. Y hay otros frentes más allá del Atlántico, por ejemplo, donde la gente de bien también sufre hundida en un marasmo donde la razón ha dejado su sitio a la mentira, a la ostentación descarada del poder y al desprecio total de los más mínimos valores de decencia y solidaridad, valores sociales con los que me educaron. Desde todas estas direcciones, toca aguantar a gente a la que sólo le falta decirlo ya así de claro: «Miento, soy un corrupto y un ladrón, odio y voy a cargarme al que no piensa como yo. Y qué? Cuanto más miento, manipulo y robo, cuanto más incito al conflicto y al odio mejor me va! Es que eres tonta, o que?»

Bueno, yo soy TONTA de capirote, de caerme, vamos. Nunca, nunca en mi vida aceptaré lo inaceptable. Nunca me obligarán a considerar que esto es lo normal. Yo voy a hacer lo que Penny. Aguantar. Voy a creer y pregonar que va a llegar la primavera, cuando el calor seguramente terminará de desintegrar la podredumbre enmohecida que tapan esas banderas de los chinos que pululan hoy por MI capital, que es mía también; cuando los que los que defienden un Brexit duro tendrán que cerrar sus cuentas de Twitter por pura vergüenza y se encerrarán en sus mansiones sin atreverse a sacar sus infames caras a la calle. Y será genial cuando el tipo aquél que se sienta en el trono de la Casa Blanca se quede calvo de una buena vez y salga la foto del peluquín volando al viento, mientras gente decente se dedica a ponerle en su sitio, que es probablemente un rincón del archivo donde se guardan las cosas que avergüenzan a un pueblo.

Siempre he admitido ser algo tonta. Es algo muy saludable. Me permite preguntar cosas que no sé o que no entiendo. Quizá la primavera buena y duradera de la moral será nuestra, de los tontos, y no de los que dicen tener todas las respuestas, de los que lo saben todo. Me acuerdo de un dicho de Don César de Echagüe, el alter ego del Coyote creado por José Mallorquí: «Prefiero que me tomen por tonto que por listo. Cuando pillan a un falso listo, la gente se ríe. Cuando un falso tonto es descubierto, suele hacer llorar.»

Estos miserables que agitan banderas como si fueran útiles de agresión – que si rojigualda, Union Jack, Estelada, Barras y estrellas, qué más da – nos hacen y nos harán llorar, pero los que más llorarán son los que les beben la hiel que destilan pensando que se trata de Chivas Regal. Pero yo espero con ilusión la primavera, porque sé que somos muchos los que nos aferramos a la esperanza, a lo positivo, a los valores que nos hacen personas y no máquinas sin corazón.

Ayuda mucho que vengan a visitarte seres puros y alegres, como esta buena moza que pasó por casa el otro día. Realmente, alegra la vida tener estos vecinos. Penny, las flores, esta pequeña y sonriente ardilla, todos ellos me reconfortan y me recuerdan que al fin y al cabo, las estaciones avanzan y el cambio llega.

Muchos de estos valores me los transmitió mi padre, que estos días hubiera alcanzado el siglo, si viviera. Hoy le recuerdo con todas sus virtudes y todos sus fallos, y me quedo con lo bueno, tonta que soy.

4 comentarios en “Buscando a Penny”

  1. Hola tonta! pues no pareces tan tonta. Pero es saludable admitirlo un poco, como bien dices.
    Y las fotos son preciosas…

  2. Preciosa hermanica, eso de tonta es falso, eres muy lista y sobre todo, bonica y últimamente, nos estás demostrando que escribes muy bien y con mucho sentimiento. Esto lo digo además al comprobar que coincidimos plenamente en los objetos de tus reflexiones. Como dice Mila, las fotos están muy conseguidas y son preciosas, aunque las ardillas no me gusten porque en mi casa nos agujerean los conductos de agua y producen daños cuantiosos. Besos mil.

  3. Fuensanta… Che porti bene il tuo nome!!! E come tutte le Sante Fonti la tua generosità è senza limiti. Come la tua innata lucida e chirurgica intelligenza nella… Tontería. Mi fai sentire benvenuta nel Club dei tontoloni il quale moto dovrebbe essere:»son tonto e me ne vanto». Grazie per condividere i tuoi attimi di meraviglia e le sue conseguenti risflssioni. E come diceva uno degli eroi mitici del nostro italiano risorgimento «… Tirem inanz» contro i venti molesti dell’incivilta e le maree di chi voleva bloccare la strada dell’evoluzione umana nel libero arbitrio. Grazie!!!

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