Ecos del verano

Hace días que se acabó, este verano marcado por un clima errático, pero a la postre clemente, en el que los mosquitos sólo nos han atacado con saña al final, quién sabe por qué, y en el que los camaleones nos visitaron con asiduidad – historia que ya os conté. Ahora que disfrutamos de un principio de otoño delicioso, quiero recopilar varios cuentos de verano que no he contado por vagancia, quizá también porque este es mi tercer año de vida en el jardín desde mi regreso de los fríos y lluvias del norte, y quieras que no, muchas de las cosas que encuentro en mi pequeño reino de flores y bichos ya no son novedad.

Ha sido un verano seco, pero hemos tenido alguna tormentilla, que siempre nos deja estupendos arcos iris, y no me cansaré nunca del arco iris, especialmente si uno de sus extremos aterriza en lo alto de la Panocha y el otro en lo alto de las ruinas del Castillo de la Luz. Supongo que sabréis de la leyenda irlandesa según la cual los gnomos malignos que son los Leprechauns esconden ollas llenas de piezas de oro allí donde termina el arco iris. Demasiado tarde para ir a buscar la olla de oro del castellano, o la del montañero. Una pena. Además, se trataba de un arco iris doble, quién sabe cuántos duendecillos verdes vagan por el Valle! Todo un espectáculo.

Tratándose de bichos, hemos encontrado varios interesantes. Para empezar, est extraño espécimen de saltamontes o grillo. Es una Acrida ungarica mediterranea, y apareció por el salón – vivimos en una casa totalmente abierta al jardín, como sabéis – y se salvó de nuestra gatita Mimi por los pelos. A que es extraño? Parece ser que es una especie muy común en nuestra zona, pero yo no la había visto antes.

Esta libélula macho posó tranquila sobre la pernera del vaquero de Paul un día a la hora de cenar. Fijaos en los ojos enormes, negros y brillantes, hechos para ver en la noche. Estoy enfadada con su tribu, porque si que vemos larvas o hembras y machos con frecuencia, pero lo que no nos han ofrecido hasta ahora es un espectáculo de luces por la noche. Por qué??? Qué les hemos hecho??? Yo quiero!!!!!

También sucedió que una pobre chinche verde se dejó atrapar en los hilos invisibles de una araña que debía ser al menos 10 veces más pequeña que su presa, y que sin embargo no tuvo problema alguno en atarla e inmovilizarla y pasearse sobre ella para asegurarla bien, liando sedas alrededor de las patas de la infeliz, que quedó así suspendida entre dos aguas (aires) como por arte de magia.

Conseguí captar una imagen medio decente de una polilla esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum). Encontramos una en Menorca el año pasado y la puse en la galería sabiendo que aquí en el jardín también son frecuentes. Ete aquí finalmente la prueba. La verdad, quisiera que hubiese colibrís aquí, pero no puede ser. Tenemos que contentarnos con un animal mimético, por otra parte fascinante. Aquí la tenéis, libando en la buganvilla, sus alas batiendo tan rápido que la cámara sólo las capta como un borroso espectro.

Y luego, quería contaros que me ha entrado (nos ha entrado, porque mi Paul también está en ello) un afán sembrador. Hacer germinar semillas es algo super gratificante. Ya hemos germinado flamboyanes, jacarandas, plumerias, que van bien y espero sobrevivan al invierno. Este verano decidí intentarlo con tomates cherry y con limones. Usé semillas de limones y tomatillos dulcita de los que compramos en el supermercado. Y han germinado, y como! He descubierto que el truco para los limones es pelar las semillas antes de ponerlas en una bolsita de plástico de las que se sellan, envueltas en un papel de cocina mojado. Al armario, y en una semana pasa esto:

Plantamos las semillas germinadas en macetitas pequeñas. Tras unos días hubo que trasplantarlas porque la raíz principal ya asomaba por el fondo. Aprendí que la longitud de la raíz en esta etapa es similar a la altura de la planta que sobresale del suelo. Como descartamos algunos plantones más débiles, hice una foto para documentar este dato.

Dejamos cuatro plantones, ya que la idea es mantenerlos en maceta, cada vez más grandes, hasta que den fruto – que no será hasta dentro de un par de años como mínimo. La verdad es que ahora nuestro plantel se ha reducido a dos de los cuatro. Son plantitas delicadas y sufren mucho tan solo con un atisbo de plaga o malas condiciones. No me extraña que producir plantones a gran escala requiera invernaderos bien controlados. Pero en fin, dos limonerillos para mi patio está ya bien, además, es tan fácil germinarlos. Os invito a que probéis.

Adoro todas las estaciones en Murcia, pero quizá el otoño más, por el alivio de los calores y porque de pronto, plantas que estaban sufriendo se ponen super contentas. Toda la subida a casa está adornada con las enredaderas de bignonia rosa tan típicas de aquí, porque se dan bien con poco cuidado. Están todas cuajadas de flor. Yo tengo dos bignonias jazminoides (blancas con centro fucsia) que han florecido todo el verano, y siguen, pero las rosas han estado calladas hasta ahora, y se han puesto literalmente a gritar en colores! La jacarandas están con su segunda floración del año, también preciosas.  Estoy impaciente por ver mi plantón de jacaranda instalado en mi jardín. En un año ya levanta un metro del suelo! Las plumerias han dado muchas flores este año, y aun siguen florecidas, la duranta, las pasionarias, la buganvilla… En fin, un festival de flor de otoño que es una preciosidad y que espero dure hasta casi Navidades.

Feliz Otoño a todos!