Me encantan los fuegos de artificio! Desde nuestro balcón sobre el valle y la ciudad, es una delicia contemplar el espectáculo. Y como fotógrafa aficionada, no podía dejar de montar el trípode y la cámara con el tele para captar el castillo del fin de las fiestas.
Dijeron en La Verdad que seria el más alto nunca visto, para que se pudiera ver en toda la Vega. Mmm, creo que eso fue ganas de exagerar a la murciana. Es una tentación de la que no se salvan los periodistas locales, al revés! Aún así, fue bastante alto y, como siempre, demasiado corto.
Hoy han subido a mi Patrona al Santuario, una multitud impresionante en Romería, y hemos estado todo la mañana con el runrún de los helicópteros por encima de la casa. La Morenica iba muy guapa, con un manto casi huertano, de flores en un rojo pálido sobre fondo marfil. Qué gusto da ver a la gente congregarse para expresar, sin excesos ni teatralidad ninguna, su cariño profundo por esta imagen. Como ya dije en mi primera entrada, yo no soy creyente, pero quiero mucho a la Fuensanta como símbolo de Murcianía. Ella para mucha gente religiosa es algo muy real y vivo. Yo respeto sus creencias. Para mí, ella es uno de esos símbolos, cada vez más raros incluso en la simbología religiosa, que inspiran cosas buenas, y en ningún caso desprecio ni desamor por los demás. La Morenica inspira cariño y ganas de ser feliz, y me alegra tenerla cerca.
En los próximos días iremos de nuevo a bucear a mares lejanos. Espero tener muchas cosas bonitas que contaros a mi vuelta.