El 2 es mi número favorito. Desde siempre. No sé por qué, pero si tuviera que buscarle alguna explicación, diría que me gusta porque es el número del otro, el que va después del 1.
Cuando las cosas van mal, nos sentimos solos. Nos preguntamos qué hacer, y cuando no nos sale respuesta y nos sentimos impotentes es cuando más nos encerramos en la miseria de la soledad. Por eso me gusta el 2, porque me recuerda siempre que no estamos solos. Basta incluso una gatita blanca que se te aposente en el regazo y te mire con ojos azul cielo para recordarte que alrededor tuyo hay mucha vida, y la vida siempre sale adelante.
Hoy he vuelto por fin a tomar la tecla, después de muuuuchos meses de sequía, sintiendo que no tenía mucho que decir que valiese la pena. Pero es el último día del año y además, hoy, me he sentido abrumada por una realidad que me ha saltado a la mente por el simple hecho de pertenecer a un grupo de Whatsapp: el de mis condiscípulos de Brujas.
En Brujas, ellos y yo pasamos el curso 1985-86 entre libros, copas, y espaguetis en la cocina de la residencia, entre amores y desamores, y qué se yo cuantas cosas más, cosas que no tienen nada de extraordinario en sí, pero que de alguna manera, todas juntas, conformaron un año clave en nuestras vidas.
Han pasado la friolera de 35 añazos y medio desde aquél fin de curso. Estamos cada uno en una punta del mundo, desde Murcia a Tel Aviv, pasando por Trípoli, Portland o Siena, pero aún nos tratamos como si saliéramos cada poco de copas al bar del barrio, aún nos llamamos y quedamos cuando pasamos por la ciudad del otro. Hoy especialmente alucino con el poder de la amistad, con el poder del otro.
Y así ha sido que les he enviado a mis amigos de Brujas una poesía para desearles un feliz 2022, ese año que viene cargado de doses. Francamente, lo mío es la prosa, pero hoy me he atrevido con el verso libre. Tengo ganas de compartirla con vosotros, aunque la tenga que traducir al español, porque en el chat solemos comunicar en inglés, qué remedio. Os la comparto porque el mensaje que les he querido transmitir lo siento como muy importante, como algo que puede que os sirva también a terminar este año con paz y a encarar el que viene con muchos ánimos y ganas de alzar la vista hacia el otro, porque acercarse al otro es, lo creo firmemente, receta de paz y felicidad.
Cuando las cosas no van bien,
Cuando te preguntas cuánto más podrás aguantar,
Cuando te tienta el desánimo,
Siempre hay algo que puedes intentar:
Abraza a un ser querido y dile que le quieres,
Tómate un bombón o algo que te guste mucho,
Achucha un gatito, cualquier gatito (bueno, un perrito también vale),
Mira tu reloj y observa cómo se mueven las manecillas,
Entra en el chat de tu promoción de Brujas
Y admira cómo un año vivido en un precioso pueblecito belga
Cambió tu vida
Y observa cómo pervive, inmutable,
Década tras década,
El vínculo de la amistad verdadera.
Déjate maravillar
Por tantas cosas buenas que tenemos y compartimos.
Y entonces encara el Universo y dile:
Aquí me tienes! Adelante!
Así os deseo que encaréis el 2022. Hay mucho bueno por vivir, mucho bueno.
Con todo mi cariño, vuestra Fuensanta
Ya eras conocida mundialmente por tu prosa. Aquí comienza el camino grande de tu poesía. Aunque ya con tus canciones de los 90 demostraste que, también como poeta, eres grande. Un beso de tu hermano, José
Fuensanta, grazieeee. Per condividere i tuoi pensieri e la tua amicizia. Che so per esperienza è realmente genuina. Io sono arrivata dopo la tua esperienza di Bruges, però avevi ed hai una riserva inépuisable d’amicizia che una trentina d’anni dopo averti incontrato sono sempre “contagiata dal tuo virus” dell’amicizia, tanto per usare termini odierni. Buon 2022 carissima e spero poterti rivedere in vivo al più presto. Maria RP3