Hace tan solo un año y medio, antes del invierno del 2015, plantamos cuatro plantas de parra virgen con la idea de que recubriese nuestro muro oeste. No nos podíamos imaginar que en solo unos meses, esta bestia de planta nos tendría el trabajo más que hecho. Así luce hoy.
Las hojas de esta planta se vuelven rojas cuando entra el frío, y después caen en hojarasca. Conozco gente no quiere poner plantas que luego tiran hojas que hay que barrer. No saben lo que se pierden. El espectáculo de la hoja roja es impagable. Ved si no esta foto del pasado otoño. Se ve bien que entonces la parra cubría la pared mucho menos que ahora. Va a ser precioso verla enrojecer este año!
Pues bien, hace un par de días, Paul me llamó que saliera a ver. Qué es? pregunté. Me respondió que teníamos una catarata en el jardín. De pié junto al muro verde, pronto vi lo que quería decir. Un rumor incesante, como de lluvia fina, era claramente perceptible. Millones de partículas minúsculas caían rebotando de hoja en hoja. Qué estaba pasando?
Hoy salí a fotografiar una planta de Dalia nueva que trajimos el otro día (veáse más abajo). En ello estaba cuando noté que junto a la parra se oía un nuevo sonido, ésta vez familiar. Pensé en grabarlo y poner un fichero de audio aquí, pero creo que no hace falta, porque todos hemos visto alguna vez una película donde a alguien se le viene encima un enjambre de abejas, a que si? Ese zumbido era el ruido – si bien algo más suave – que se podía oír hoy junto a nuestro muro oeste. Quien me iba a decir que a las abejas les gustaba tanto el polen de la parra virgen! Había centenares de ellas zumbando por todas partes, entrando y saliendo del denso entramado de hojas que cubre toda la pared. Casi todas con las patas cargadas de polen a tal punto que se les veía volar con cierta dificultad. Y tan excitadas por la cosecha que en ningún momento me hicieron el menor caso ni a mi ni a mi cámara. Y así, gracias a las abejas, he podido descubrir las flores de esta planta, porque al estar ocultas bajo la hojarasca, la verdad es que hasta hoy no me había fijado en ellas.
Los botoncitos verdes se abren en 5 pétalos bastante rígidos. Una vez abierta la flor, esos «pétalos» se van cayendo, y ese era el rumor de «cascada» que oímos el otro día! Hoy, el zumbido de las abejas era tal que lo ensordecía.
No ha sido fácil fotografiar a las abejas en plena tarea. Las fotos no son perfectas de enfoque, pero es que no paran quietas! Además, tenía que apartar las hojas para poder encuadrarlas y asegurar que les llegase bien la luz del flash. Es una lente macro y hay que acercarse mucho al sujeto. Pero ellas, ni caso, a lo suyo. No hay que tenerles miedo a las abejas que están a su bola, sin meterse con nadie. Es un crimen que se usen pesticidas que las matan. Un crimen… y una temeridad.
Sospecho que debe haber alguien en el vecindario que tenga colmenas, por las muchas que había. Espero que les hagan una miel muy dulce! Mi jardín acaba de brindarme otra fantástica experiencia. Qué maravilla.
Esta es la Dalia simple ‘Bishop of Llandaff’, que trajimos hace unos días, y que añado a la colección de flores. Es maravillosa, con sus tallos oscuros, casi negros.
Y de propina, un par de flores más para añadir a la galería, Lavanda y Duranta. Ésta última lo pasó fatal el año pasado, pero ahora está estupenda y pronto se cubrirá enteramente de flores.